sábado, 28 de marzo de 2020

RELATOS DE CUENTOS Y LEYENDAS EN EL PIRINEO. (III)

 El nacimiento del Monte Perdido
Nota del autor:  
Las grandes montañas, consideradas así en cada valle del Pirineo, tienen sus propias leyendas acerca de cómo surgieron. El pensamiento mágico de las personas de otros tiempos fue capaz de ir uniendo relatos hasta darles forma de verosimilitud. Algunas de estas historias se repiten parecidas en diferentes valles y para montañas diversas. Pero eso no importa porque lo que es bonito, emocionante y bello para una, ¿por qué no puede servir para otras?  El cómo se narraban, seguramente, hacía el resto. Sólo he escogido algunas. Las que me han parecido más significativas para el entorno amplio donde me muevo, sabiendo que hay muchas más. La persona lectora tiene aquí un campo amplio de investigación, si lo deseara. Para este relato he elegido  Monte Perdido porque me resulta familiar y cercano. Les presento tres historias en una. Pueden elegir la que más les guste o atraiga.


Eduardo de la Fuente Riaño.
 
Monte Perdido (3.355 m.)

El Monte Perdido es la tercera cumbre, en altura, de la cordillera pirenaica y es también el escenario de diversas leyendas. Entre ellas, quizás la más bonita, según mi manera de ver,  sea la que alude a un Palacio Mágico (Relato 1) que existe en su cima. 

Según cuenta la leyenda…  En el origen de los tiempos…, cuando todavía apenas había surgido un número pequeño de estas montañas que ahora vemos, el gran hacedor de todas ellas, el mítico Atland, quiso hacerse un castillo que le permitiera contemplar el vasto territorio que había construido y que a la vez le pudiera servir de morada en la que sentirse seguro y poderoso. Para ello eligió este lugar enclavado en uno de los parajes más bello e inhóspito, rodeado de altas cumbres que le hicieran de muralla, por donde corrían los ríos de agua cristalina haciendo que los prados que le adornaban estuvieran cubiertos de plantas y flores de diversos colores según la temporada. 
Gradas de Soaso
Valle de Ordesa
Enamorado del lugar, edificó sobre él el Palacio más hermoso, alto y reluciente que jamás se había conocido hasta entonces. Cuentan que sus murallas y torreones hechos con metales preciosos bien pulidos se veían desde todos los puntos de la tierra y atravesaban el cielo. 

En el interior de este maravilloso palacio creó una gran extensión de jardines con las más preciosas de las plantas, flores y árboles que evocaban al mismísimo paraíso terrenal. Con el fin de conservar tanta belleza y hermosura Atland decidió hechizar aquel entorno tan privilegiado para que no pudiera entrar cualquiera que se acercara. Pero ¿qué hechizo poner?  En estas se encontraba cuando vio que su caballo blanco se encontraba bebiendo agua en uno de los arroyos. Y entonces se le ocurrió el hechizo: “Sólo se encontraría la entrada a tan bello lugar si se accedía a él a lomos de un caballo blanco volador…”

 Y a pesar de los siglos que han pasado todavía permanece el castillo con sus jardines que llegan hasta por encima del cielo pero sólo lo pueden ver quienes acceden en un caballo blanco volador... que suele estar pastando por aquellos bellos parajes. 
Gradas de Soaso

Otra de las leyendas en torno al nacimiento del Monte Perdido: 
El Eremita (Relato 2)… Cuentan que hace muchos, muchísimos años, un hombre que deseaba huir de la sociedad de su tiempo y vivir en soledad buscó el mejor lugar donde pasar su vida. Este ermitaño, alto y enjuto, de larguísima barba y melena, poseía un alma grande pero, no se sabe bien la razón del porqué, ya que nunca había hecho mal a nadie, las gentes del lugar le tenían un profundo temor, pensando que las desgracias y las tormentas que les podrían venir se las enviaría el solitario ermitaño.

Un buen día, un joven cazador orgulloso y arrogante, conocedor del temor de las gentes del lugar hacia el ermitaño, decidió subir a cazarlo y darle muerte. Y así lo hizo. Una vez lo hubo matado volvió al pueblo y con voces potentes fue llamando a los habitantes para que se reunieran ya que tenía que contarles una gran noticia. Cuando empezó a narrarles, a los vecinos reunidos, la noticia de cómo había dado muerte al ermitaño, se formó, de repente, una gran tormenta y un rayo cayó sobre el joven cazador dejándolo muerto. En ese instante cesó la tormenta, se abrieron las nubes y entre ellas apareció un precioso monte. Dicen que era el alma del ermitaño y se le puso por nombre Monte Perdido.

Otra interpretación: El Mendigo (Relato 3) de la formación de la mítica montaña cuenta que…

Un día, hace ya muchos, muchos tiempos llegó a un pueblo del lugar un pobre mendigo que se encontraba de peregrinación. Viendo que se acercaba el invierno pidió posada y allí le ayudaron. Mientras estuvo con las gentes del pueblo pudo ayudarles en sus necesidades, porque aunque pobre sabía del oficio de carpintero. 
Terminado el invierno, el peregrino pobre decidió seguir su camino y así se lo hizo saber a las gentes del lugar. 
Asun ascendiendo el Perdido

Hacia la Brecha de Rolando y Gruta de Casteret
Entrada a la Gruta de Casteret
Gruta helada de Casteret











Vista del Valle
Y una mañana cuando el pueblo dormía reemprendió de nuevo su camino. Al cabo de unos cuantos días y cuando ya se le habían terminado los pocos alimentos que había podido recoger, se encontró el pobre mendigo con un pastor montañés. Viendo el pobre mendigo que el pastor estaba comiendo lo que le parecieron unos sabrosos alimentos, carne seca, queso, chorizo y pan,  se dirigió a él  y le pidió algo de comida. El pastor, duro de corazón, le reprochó que él también tenía hambre. El mendigo insistió por segunda vez y no encontró respuesta. Por tercera vez se dirigió al pastor con voz lastimera mientras extendía su mano. Y esta vez el pastor le dio la espalda. 
Viendo el proceder egoísta del pastor alzó su cabeza y con voz severa se dirigió al pastor y le dijo: “Te perderás por avaricioso, y allí donde te pierdas saldrá un gran monte, inmenso, tan grande como tu falta de caridad”. Y dicen que en ese instante se nubló el cielo, se cubrió la tierra de una espesa y negra niebla  que hizo que se espantaran todas las ovejas y los perros. Perdió todo su rebaño, lo perdió todo… Y no sabiendo donde se encontraba ni reconociendo el lugar… se perdió entre la niebla… Y cuentan que a medida que se iba perdiendo entre la espesura de la niebla, se iba transformando hasta que se convirtió, como había predicho el mendigo, en un monte inmenso…como su avaricia… A ese monte las gentes del lugar le llamaron Monte Perdido.

Refugio de Goriz hace muchos años...
Monte Perdido con el lago helado
Monte Perdido (3.355 m), Cilindro (3.328 m), y Añisclo (3.263 m) llamado también, este último, Soum de Ramond
Un saludo a todos los amigos y compañeros.
Texto: Eduardo de la Fuente
Fotografía y montaje: Julio

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